EL PLACER DE VOLAR

Hora: 5:15 am


Ubicación: Aeropuerto Simón Bolívar, Maiquetía, Edo. Vargas.


Hora pautada de vuelo: 6:50 am



Yo: Buenos días, destino Barcelona.


Empleada de Aerolínea: Buenos días – Toma mi cédula y empieza a teclear.


Mira la pantalla y sigue tecleando….


Ahora solo mira la pantalla con cara de idiota….


Finalmente, se rompe el silencio.


Empleada de Aerolínea: ¡Victooorrr! Ven acá que tengo un problema.


Hora: 5:40 am.


Víctor: después de varios minutos, mirando la pantalla y tecleando exclama – Tenemos un problema.


Yo: ¿No me diga?


Hora: 5:50 am.


Víctor: Su compra realizada por internet, por un problema con el sistema, esta caída.


Yo: No me extraña. Es la tercera vez que me sucede lo mismo.


Víctor: Si de hecho podemos verificar, que el boleto ya fue cargado a su tarjeta de crédito, pero su asiento le fue asignado a otra persona, y lamentablemente el vuelo va lleno.


Yo: Aguantando las ganas de mandarlo a la mierda, le digo.


Es un problema causado por su sistema, mi boleto aparece reservado y pagado para esta hora. Te sabría agradecer que le buscaras una solución al asunto, que no pase por ser yo el perjudicado.


Hora: 6:05 am


Víctor y la empleada idiota: Esto se escapa de nuestras manos. Pero le tenemos buenas noticias, puede abordar el vuelo de las 9:30 am.


Cuando mi respuesta debió ser: ¡Gracias grandísimo coño de madre! Que feliz estoy. Ahora mismo de la alegría, voy a salir corriendo en círculos, con los brazos en alto por todo el aeropuerto, exclamando mi emoción.


Pero realmente no digo nada, tomo mi pase de abordaje, miro las oficinas del INAC cerradas, y me siento a esperar.


Retraso.


Hora final de salida: 11:40 am.



Pues ahora si está en boca de todos. Me refiero a todo el asunto de los aviones y aeropuertos nacionales. Y como suele suceder, el tema estará de moda algún tiempo, para después ser olvidado sin soluciones o renovado por algún otro asunto. De este tema se algo. Los últimos 11 meses por razones laborales, me toca viajar no menos de dos veces por semana en avión. Después de este tiempo, puedo contar con los dedos de una mano las veces que no he tenido retraso y he obtenido un buen servicio. O al menos aceptable.


Tengo muy en claro donde vivo. Es por ello, que desde hace tiempo deje de exigir eso que llaman “calidad de servicio”. Sencillamente no lo espero. La calidad de servicio no requiere más que brindar de manera eficiente lo que el cliente pide. Pero nuestro nivel de eficiencia es muy alto, únicamente cuando se tiene que demostrar una total incapacidad e ineficiencia. El esperar que las empresas e instituciones den un valor importante al servicio en sus funciones económicas o sociales respectivamente, no solo sería en exceso optimista, sería estúpido.


El servicio aeroportuario de este país no es ni de cerca un servicio, es una desgracia. Considerando que los hechos que ocurren, no sean aislados, anecdóticos y casuales, sino que formen parte de la reconversión de los aeropuertos, en una auténtica casa de locos dentro de un mercado libre, es para llamar la atención. Que nuestros aeropuertos reúnan de manera tan eficiente, a pilotos sin un ápice de vergüenza. Personal de vuelo y tierra que parezca que desayunan vinagre. Una red de seguridad, experta en ser unos completos inútiles. Un organismo estadal llamado INAC, completamente impávido ante tal desorden. Todo, sin que nadie intente mostrar alguna iniciativa de solucionar, imagino que algo de valor debe de tener.


Yo nunca tuve problemas en volar, todo lo contrario hasta me agradaba. Me enfocaba en la parte interesante del asunto. Me gustaba el momento del despegue. Admirar los paisajes que solo las grandes alturas pueden brindarte. Pero hoy en día, lo único que me preocupo en ver por la ventanilla, es que no se esté desprendiendo o incendiando una turbina. Cuando alguien de la tripulación se dispone hablar por los altavoces, siempre espero: Señores pasajeros les habla el Capitán, para informarles que estamos retornando al aeropuerto por un problema de despresurización en cabina.


Se alegan muchas razones por las cuales los aviones se encuentran en semejante estado. De un lado la falta de mantenimiento, por el otro alegan la falta de divisas. Pero sean cuales sean las razones, no hay nada que justifique que un avión despegue sin las condiciones de seguridad adecuadas. Hasta ahora solo se reportan incidentes, pero los eslabones se están uniendo muy rápido para que lo próximo sea un accidente.



A lo mejor no me estoy dando por enterado, pero lo que sucede en los aeropuertos y los vuelos nacionales, sea una atracción turística. Eso es. Todo este coctel de desidia, es para brindarnos el mayor sentido de diversión y adrenalina. ¿Nunca se han encontrado cortos de dinero en el aeropuerto? Tengo que aprender a verle lo cómico, cuando después de probar una docena de cajeros, ninguno sirve, tienes que abordar un taxi para que te pasee por toda la zona buscando algún banco que tenga un cajero electrónico que funcione. Ahora que lo menciono, de verdad es muy gracioso cuando veo a personas arrastrando de un lado a otro sus maletas, porque es imposible conseguir un carrito de equipaje, los cuales están en manos de unos maleteros amparados por un sindicato, que como no sean ellos quienes lleven las maletas, pues jódete, a cargarlas como puedas.


Las vueltas y revueltas que tengo que dar para tomar un vuelo forman parte de la aventura, pero la guinda del pastel es cuando me toca usar la Puerta 5 del aeropuerto de Maiquetía. Para llegar al avión, vas achicharrándote del calor y pegando bandazos en un autobús, similar supongo, a una línea usada por los nazis para el transporte de los judíos.


¿Te molesta esperar tu maleta? ¡Qué importa! Con el ineficaz control de los vigilantes, puedes llevar el equipaje de mano que te dé la gana. Siete, ocho maletines sin problema. A mí me encanta cuando me toca algún puesto central, y tengo que llevar mi maleta debajo del asiento, o mejor aún, llegarme hasta algún compartimiento en el culo del avión, con los respectivos empujones y malas caras en el pasillo de circulación.


Propongo para que la aventura y comicidad sea más ameno todavía: establecer puestos de rifas, para ver quien adivina la hora sorpresa de salida de tu vuelo. Con premio especial al que acierte le fecha de cuándo ocurrirá una tragedia. Yo me reiría mucho si de una buena vez, la megafonía de los aeropuertos dijera: vaya a cualquiera de las pantallas de las pocas que funcionan si quiere saber algo de su vuelo, ya que la mierda que aquí se habla, no la entiende nadie.


Para los inexpertos en el tema de los aeropuertos les informo que la horda de caníbales hambrientos que los abordan cuando nos han terminado de salir de la aduana, son taxistas.


Disfrute su vuelo

3 comentarios :: EL PLACER DE VOLAR

  1. Bueno vale, si no te gusta agarra tu camionetica panita

  2. la situacion de los aviones no tiene nada que ver con los pilotos. para tu informacion los pilotos venezolanos tienen gran reputacion mundial por su calidad

    creo que debes informarte mejor antes de opinar

  3. Para cuando un nuevo post? Recién acabo de descubrir tu Blog y me encantaría poder leer mas entradas.

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