EXIJO SU APROBACIÓN

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Leí con mucha preocupación la noticia que nuestra Asamblea Nacional de Borregos descarta aprobar una ley que regule el uso de internet. “Sres. Diputados mi presi ha hablado así que a ponerse a trabajar en ello”. Como es esa vaina que en internet la gente puede decir lo que quiera…..¡inconcebible! A ver si se van dando cuenta de que internet es para gente enferma…maldigo este instrumento propagandista que nos tiene a todos por el camino del embrutecimiento.

Lo primero que deberían bloquear es la aplicaciones 2.0 de la web, es mas deberían considerarlos instrumentos de terrorismo, en bienestar del pueblo. Estas aplicaciones entre ellas el Twitter y Facebook tan utiles para nada, funcionan para que los parásitos cuenten a cada instante las imbecilidades que están haciendo en cada momento del día. Pero ese no es el problema…¡no! El problema es hay quienes las leen e inclusive responden, eso no se puede permitir.

Es que solo basta meterse en algunas de estas páginas y observamos los comentarios explosivos y desestabilizadores:

“Está haciendo mucho calor” ¿En serio? Tomate un refresquito con cianuro para que se te pase. O peor aun leer a los fanáticos recalcitrantes del Barcelona celebrando su victoria de ayer. Ni hablar de la variedad de juegos que estas páginas traen consigo y puedes hacerte fan de cuanta estupidez se te ocurra….cada vez que veo un galletica de la fortuna se me revuelve la bilis. Afortunadamente los comentarios son cortos y el sufrimiento de leerlos es rápido. “Tengo sueño”…¿Y tu papa no será sadomasoquista para que también lo publiques?

Pero claro yo estoy sometido a enterarme de que fulano está enfermo o que la otra se va para la playa…pero seguro si llego a publicar que “me hago la paja viendo tus fotos” nadie va a poner Me gusta.

Asamblea Nacional espero resultados pronto en la aprobación de esta ley. No permitan que estas páginas con sus comentarios bélicos usados por la CIA para la desestabilización se sigan proliferando.


DEDICADO A TODOS AQUELLOS…

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Hay imbéciles e imbéciles. Es decir, los hay de varios tipos. Pero los que más abundan son aquellos que llevan la imbecilidad de manera natural, congénita, no pueden evitar serlo por más que tengan buenas intenciones de evitarlo. Esta es la conclusión mas positiva a la que he podido llegar. Digo positiva porque prefiero pensar que los imbéciles llegaron a ser tales, no por conductas aprendidas o por elección, sino más bien por naturaleza biológica. “Felicitaciones, acaba de tener Ud. un imbécil de tres kilos”. Es decir la vaina no es vocacional, si así fuera, no lo harían tan bien.

El problema se suscita, en que estos imbéciles los encuentras todos los días de tu vida diaria, en las esquinas, caminando, comiendo, en las colas…gente molesta, donde la paciencia después de un cierto tiempo se me agota cada vez más rápido. Es inevitable el tener toda clase de pensamientos irracionales, que de llevarlos al hecho, servirían para ir eliminando de manera expedita a cuanto imbécil te consigues en el camino.

En vista de que la imbecilidad desgraciadamente no está penada por la ley, ¿qué solución podemos aportar aquellos que nuestra ritmo de vida siempre se ve interrumpido, amenazado, demorado, por estos coprófagos que se procrean sin ningún tipo de control?.

Por solo mencionar hechos simples y comunes, cuando vas caminando a un paso de normal a moderado por una calle o centro comercial, solicitas permiso no menos de dos veces sin que te paren bola al individuo atravesado que tienes delante de ti, que interrumpe tu libre tránsito y piensa que el mundo gira a su ritmo y puede molestar al resto, el listo que no le gusta hacer una cola y se mete a lo arrecho con la mayor naturalidad posible, las eternas escenas conduciendo por Caracas con motos, autobuses, particulares, haciendo los que le venga en gana con la mirada desinteresada de autoridades. ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente?. ¿Qué tan irracional pueden ser mis pensamientos cuando deseo que vuelvan las épocas de los paredones y sean acribillados?. Otra solución sería parecida a la adoptada en las terapias, donde la pareja o grupo en tratamiento se apalean con mazos de goma espuma, con la intención que drenen su ira sin hacerse daño. En vista de que estos imbéciles no tienen cura, propongo usar la misma terapia pero con el uso de un bate, solo lo usaría el elemento inteligente por supuesto y el ejercicio sería similar a la escena donde muelen a palo limpio al Nazi en Bastardos sin Gloria.

¿Irracional? ¡No me jodas! ¿Qué castigo reciben estos anormales que su importancia de vida es la similar a la de un moco pegado a la pared? No olvidemos que aquí la victima soy yo. Si tenemos la capacidad de ser personas racionales, es decir, podemos razonar, ser coherentes, tener la capacidad para resolver un problema, se me presenta la duda de que los pensamientos irracionales nombrados anteriormente no son tal cosa.

Tenemos casos, por lo general es un vecino o compañero de trabajo, en el que decimos “Este imbécil me cae bien”…“No es mala vaina el imbécil este”, coño les agarras cariño, en estos casos se puede flexibilizar la postura, a veces hay imbéciles entrañables entre las amistades e incluso familiares, lo que te da a pensar seriamente en escoger mejor a tus amigos y que definitivamente eres adoptado. Lo mejor en estos casos es que puedes decirle a tus amistades y familiares abiertamente que entre ellos hay varios imbéciles, porque te salva el hecho de que todo el mundo cree, que el imbécil es el otro.

No quise hablar de hechos puntuales para que el post no fuera interminable en los cuales los imbéciles me amargan la vida. El problema de la imbecilidad es tan antigua como el ser humano mismo, es el rasgo más perdurable de la especie humana, de ella derivan aptitudes extremadamente absurdas tales como el racismo (hasta cuando maltrataran a esos malditos negros), la intolerancia, la religión y otras imbecilidades varias, por ende, y después de toda esta perorata no queda más que soportarlos, en vista de que no puedo aplicar mis “irracionalidades” y aceptar que quizás la imbecilidad es la manera que encontró la naturaleza para poder controlar al virus de la especie humana.