¿Y AHORA QUIEN PODRÁ DEFENDERME?

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Recuerdo estando niño muchas veces escucharle decir a mi hermano y amigos “Corre que allí viene la recluta”. Al cabo de unos minutos estando él y los demás en resguardo, se podía observar pasar a una fila de unos 20 o 25 muchachos, que habían sido lo bastante estúpidos como para dejarse atrapar, y entre llorar y gritar, a punta de peinillazos los subían en el autobús para ser conducidos a Conejo Blanco. Esto de la recluta, afortunadamente, tiene algún tiempo que fue eliminado, la verdad no tengo idea si se cumple con las vacantes para enlistarse en algún componente de las Fuerzas Armadas, pero lo que sí es seguro es que nadie con algo de sentido común puede optar por una carrera militar.

Como civil no tengo una opinión muy diferente a la mayoría en lo que se refiere a los militares, estos héroes, los cuales son la viva representación de cómo sub-utilizar el cerebro en su máxima expresión, se caracterizan por tener innumerables impedimentos en su esperanza de ser personas relativamente normales.

Por razones laborales, he tenido el infortunio de tener contacto permanente con reclutas y oficiales de “alto rango”. Estos cuarteleros fueron asignados a una obra en la cual soy Ing. Residente, que servirá como viviendas de interés social, su función no es otra que custodiar y evitar invasiones en los terrenos donde se ejecutan los trabajos, para ello se les habilitó una sencilla barraca, con camas y colchones para su pernocta, así como las comidas diarias. Al cabo de unos días, se recibió una amonestación con nuevas exigencias que daban cuenta de lo siguiente: el cuarto asignado para los soldados, deberá contar dos camas matrimoniales nuevas, espacio independiente, aire acondicionado, televisión por cable y comida variada, esto último se refería específicamente a que cada soldado recibiera lo que apetecía comer. Debido a los intereses personales, sus exigencias fueron cumplidas. ¿Pueden imaginarse a estos soldados en una guerra?

Les puedo asegurar sin exagerar, que los efectivos, los cuales son rotados diariamente, ninguno sin excepción sirve ni para sacar un perro a mear, les hago una pequeña síntesis de conversaciones y escenas de las cuales soy testigo de manera diaria.

Al mismo tiempo que uno de ellos sentado en el comedor de obreros, veía porno por el celular el otro le comentaba:

¿Viste como jodieron al becerro de Carlos? ¡El huevon vendió el fusil en apenas 15 palos marico! Y lo agarraron en Catia

¿Queeeee? ¡Que Huevon vale, yo no lo vendo por menos de 30 palos y me voy pa´ Rio Chico!

¿Rio Chico? Pregunta el otro, claro ñero, allí nadie te busca y con 30 palos vives bulda de cómodo ¡hasta sin trabajá!

¡Mielda marico no sabía!

¡Estoy ladillado de estar aquí vale, quiero ir pa´ las alcabalas, el otro dia saqué 2 tablas que me dio el comandante!

Ignoraba y tampoco me interesaba saber, si para ingresar al Ejército había alguna exigencia intelectual mínima que cumplir. A juzgar por lo que me ha tocado ver y escuchar en estas últimas semanas, estos individuos que rozan la oligofrenia, me permiten establecer que el perfil medio exigido para el manejo de armas y bombas es la de un retrasado mental, con el adicional de saber decir ¡Si señor! y contar hasta 10. Por otra parte con la mierda que pagan no se puede exigir mucho. No voy a esperar que sean licenciados, pero si algo mas que llevarle un café al coronel y llenar de gasoil un tanque, además, en las guerras de hoy en día, los ejércitos se matan pocas veces entre sí, ahora se usan mucho más para matar civiles y para esa función es mejor contar con un ejército de deficientes mentales.

¿Será que en este país necesitamos una renovación de sangre?