¡BRASIL CAMPEÓN!

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Un Mundial de Fútbol, sin duda alguna al ser el acontecimiento deportivo más grande que existe, acapara la atención de todos, cada cuatro años, durante un mes se deja todo a un lado para ver y hablar de fútbol, la política y noticias quedan de lado y el día a día, se basa en comentar el partido de la mañana y el que viene en la tarde, los goles, de los equipos, las quinielas, todo tiene que ver con este evento. Lamentablemente, el mundial no es suficiente como para opacar nuestra idiosincrasia, es algo más para exaltarla.

Siempre he sido muy crítico por ese “fanatismo” desmedido por la selección de Brasil, es comprensible tener una alternativa en un torneo donde no tengamos representación venezolana, pero es absolutamente incomprensible, llegar al punto de colocarse una camisa y pintarse la cara con los colores de un país extranjero y gritar a todo pulmón: ¡Brasil Campeón!. La excusa más usada para este increíble jala bolismo en su máxima expresión, es la de escudarse en un falso apoyo latinoamericano, extrañamente no es similar con otras selecciones de la región, acompañando su gran estupidez con frases y comentarios tipo: “Brasil para todo el mundo” “Brasil es lo mejor”. Es vergonzoso observar las actitudes más recalcitrantes y soberbias de estos seudo fanáticos cuando hablan de Brasil, como si fueran oriundos de una favela del centro de Rio de Janeiro. Es imposible tener una conversación medianamente inteligente de fútbol, cuando jamás son capaces de reconocer el potencial o virtudes de otros equipos, todo lo refutan con: “Esos no tienen vida con Brasil”. Recuerdo aquella final del 98, donde Francia se proclamó campeona del mundo, estos patéticos fanáticos, que por lo general no saben diferenciar un mediocampista de un defensa, aseguraban que aquel partido había sido comprado, hipótesis que repitieron hasta el pasado mundial, donde una vez más fueron humillados por la selección francesa de la mano de un gran Zidane.

Esta ferviente admiración, está enmarcada en la necesidad de algunos en ganar algo, en celebrar algún triunfo, en este caso tomando lo ajeno como propio, les puedo asegurar que si el pentacampeón mundial fuese Panamá, los colores de la bandera de ese país son los que estuvieran maquillados en la cara de los imbéciles que hoy usan los de Brasil. Tengo conocidos que exigen una felicitación cuando la selección brasilera gana un partido, como les llena poder decirle en al rostro a algún aficionado de otra selección, de tantas colonias que habitan en el país ¡Ganamos y somos campeones!

Las aficiones fieles a lo suyo, son parte esencial del crecimiento de una cultura futbolística, demás está decir cuánto la necesitamos nosotros, lamentablemente con estos personajes son los que cuenta la pobre selección nacional, que vitorean con una profunda grandeza, a aquellos con los que habría que tener una sana rivalidad. Ni el hecho, que en varias oportunidades jugadores de Brasil han manifestado, que les importa nada que en Venezuela celebremos sus triunfos, sirve para que al menos tengan un ápice de vergüenza.

Antes de que alguien pretenda darme clases de fútbol, les aseguro que se mas del tema que ustedes, se bien lo que es Brasil para este deporte, así lo indican sus logros y su historia, pero me distingo y aparto de las actitudes de estos personajes que tengo que aguantar cada cuatro años, que tienen el honor de ser el hazmerreír sin ningún tipo de complejo.

En lo que a mi respecta, siempre me será satisfactorio ver a Brasil perder, pero sobre todo poder disfrutar de cómo les queda la cara de idiotas a sus siempre “fieles fanáticos”